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EL BANCO DE SANGRE, EL ÚNICO AL QUE NO LE DEBÍA

Romina Román 14 de noviembre de 2016


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Al único banco que no le debo, es al de sangre, respondió Dionisio Sánchez Carbajal, uno de los principales accionistas y fundadores de SARE, a su hijo pequeño cuando éste le preguntó a qué instituciones financieras les debía.

La familia Sánchez Carbajal perdió mucho. Hace apenas unos días, Dionisio cedió la presidencia del consejo de administración a Víctor Borrás, quien fue director del Infonavit durante dos sexenios, mientras que su hermano Arturo, también dejó la dirección general de la compañía.

En noviembre de 2014, la inmobiliaria anunció el fin de su proceso de reestructura financiera que consistió en desinvertir activos no estratégicos por más de 1,600 millones de pesos, reducir su deuda en más de 60% y fortalecer su balance con una suscripción de capital por 1,500 millones de pesos.

Dentro de ese reajuste los fundadores perdieron el control: ahora 40% de las acciones es propiedad del fondo Tavistock; 18% quedó en manos de la familia Sánchez Carbajal y cerca de 42% está flotado en el mercado de valores.

Pero a pesar de todo, SARE fue de las pocas que no cayó en Concurso Mercantil y tampoco suspendió la cotización de su acción en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

A esta desarrolladora no le fue tan mal como a las demás. Sólo en 2013, los papeles de las tres inmobiliarias más grandes del país –Geo, Homex y Urbi– dejaron de cotizar en el mercado bursátil por incumplimientos en la entrega de información financiera al mercado. El último precio de los títulos en la BMV de Geo fue 1.66 pesos, los de Urbi llegaron a 1.57 pesos y los de Homex alcanzaron los 3.15 pesos.

En esa fecha, el valor de capitalización de Geo, Urbi y Homex también se desplomó. Previo a su suspensión, Homex reportó un valor por 1,058 millones de pesos, mientras que al cierre del 2012, llegó a 8,974 millones de pesos, lo que significó una caída cercana a 80%. En Urbi este indicador se ubicó en  3,105 millones de pesos, cifra casi 40% menos que en diciembre del 2012.

Los más enterados coinciden en que las inmobiliarias más grandes no están en su mejor momento y todavía pasarán varios meses para que se recuperen y logren restaurar la confianza del mercado mediante modelos de negocio sólidos; sin embargo, sí hay interés por el sector.

El empresario de la vivienda no repara en aceptar que fue una época muy difícil, “una de las más difíciles de mi vida”. Cuando todo iba bien con la compañía y los bancos ofrecían créditos era como negociar con corderitos, pero una vez que inició el problema, nos pasaban al cuarto de las hienas.

Por lo pronto, en el tercer trimestre de este año la inmobiliaria escrituró 270 viviendas; en igual periodo de 2015 se escrituraron 35. Las regiones en las que se concentrará la empresa son: Querétaro, Cancún, Bajío, Puebla y la zona Metropolitana.

Así las cosas…

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