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Columna de MarielenaVega

Los claroscuros de la IP

Marielena Vega 11 de enero de 2022


Background

Comienza la carrera presidencial y no precisamente del Gobierno Federal, sino de las principales cúpulas empresariales. Me refiero el Consejo Coordinador Empresarial, que encabeza Carlos Salazar; a la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), al mando de José Abugaber, y a la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), que preside Enoch Castellanos.

Pareciera que ya se repartieron las cúpulas. En el interior de la Concamin se trabaja con la seguridad de que prácticamente la contienda seguirá como hasta ahora, aunque parece que los procesos legales aún no están del todo desechados ni claros.

En el CCE la voz cantante es la de Francisco Cervantes, aunque todo indica que Bosco de la Vega, quien fuera presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y un empresario de larga trayectoria en el campo, quien hizo una buena labor al frente de este consejo y tiene buena relación con el gobierno mexicano, estaría despuntando. Incluso hay quien ya le señala como el caballo negro del CCE, pese a la posición que ha manejado el ex presidente de la Concamin.

En cuanto a la Canacintra, tampoco se ha dicho la última palabra, y aunque el silencio podría indicar lo contrario, la realidad es que el silencio también es cosa de noticia en el mundo empresarial o político. Y todo puede pasar en los próximos días.

Apenas estaremos viendo cómo se mueven las fichas en el sector empresarial, pero todo se irá agudizando y aclarando hacia marzo.

En la Canacintra el único que ha alzado la voz para llegar a la presidencia es José Antonio Centeno, presidente del sector médico y secretario nacional y vicepresidente nacional de los sectores y ramas industriales de la Canacintra en Morelia. Por cierto, la primera delegación en ser fundada en el país.

La realidad es que se requiere de un profesionalismo y una seriedad en pro de los intereses de estas tres cúpulas empresariales, más de frente a un Gobierno Federal y un gobierno local donde las gestiones son la prioridad.

Basta de ser los consentidos, más ahora que es importante que se preserven los empleos, se impulse la inversión y, por supuesto, se busque mantener y fortalecer los intereses de los empresarios.

Y los grandes empresarios así lo entienden, tan es así que en el CCE se está cuidando más la llegada del nuevo titular, a fin de que sea una persona acorde con los intereses empresariales y no sólo mantener los intereses políticos con agua turbia.

Y es que el sector empresarial no la ha pasado nada bien. Incluso la incertidumbre jurídica que se maneja en estos momentos en el país dista mucho de ser la ideal para activar la inversión.

Y aunque se dice que ya hay un acuerdo para reactivarla de manera exponencial, la realidad es que no es así. Se cuenta con el interés, pero mientras no haya piso parejo en tal sentido, las cosas no serán claras para el empresariado, la inversión y el empleo.

La reforma energética sigue sin alguna definición y en la incertidumbre en el exterior e interior de México, lo que pone en disyuntiva la viabilidad del país y también de las inversiones futuras. No sólo de frente al Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sino de los acuerdos ambientales internacionales que ha firmado México, como es el Acuerdo de París.

Ojalá que el sector empresarial ponga cartas limpias, firmes y transparentes sobre la mesa con los nuevos presidentes que se deberán definir en marzo próximo, de lo contrario veremos un sector empresarial aún más debilitado.

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