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No necesitamos más Trompitos, diría una amiga internacionalista. Lo que hace falta son acuerdos. No hay que olvidar que aquí quien tiene la sartén por el mango es el vecino país.

Temas como migración, laboral y seguridad serán el foco central de la vicepresidenta, que no se dejará chamaquear ni tiene necesidad de hacer reverencia. Por el contrario, cuenta con todo para debatir y justificar la necesidad de frenar la migración que desde territorio nacional pasa como agua.

Además de la seguridad, argumentando y haciendo valer el acuerdo que se volvió a firmar para el combate al narcotráfico y al comercio de la anfetamina.

En el tema laboral, la agenda que se desprende del gobierno estadounidense, nos dice, es de más apertura al outsourcing y ver la posibilidad de que se llegue a acuerdos antes de tocar paneles de controversia laboral de frente al T-MEC. Y las demandas que ya se dejan ver.

El tema energético también estará en la mesa. Tal vez no, parece que la compra de la refinería en Texas apaciguó la controversia, por lo menos un tiempo, aun cuando en el mediano y largo plazos le hace daño al territorio nacional, dado que va en contra del resto del mundo, atiende uno de los objetivos del actual gobierno mexicano que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

¿Qué con la inversión? La realidad es que seguro la vicepresidenta, quien conoce perfectamente la región, hará notar la falta de certidumbre, pero no será un tema para abordar, dado que si bien es cierto las empresas norteamericanas están inconformes con la falta de certeza jurídica en México, la realidad es que ahora sólo navegan con la inversión lineal para mantener sus operaciones y esperar tiempos diferentes.

Volviendo la mirada a su propio país y otros mercados, dejando a México para después.

Aunque para México esta falta de inversión sí representa una caída en el empleo y en el desarrollo de las pymes, cuyo gremio significa el 97% del sector empresarial.

De ahí que las negociaciones con la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier y el gremio empresarial vía las principales cúpulas, como el CCE, que encabeza Carlos Salazar; la Concamin, al mando de Francisco Cervantes, y la Canacintra, que preside Enoch Castellanos, se retomaron con mayor seriedad. Aunque hay quien dice que las pláticas volverán a ser un paliativo, dado que el gobierno ya se terminó el dinero que había y está urgido de recursos.

¿La solicitud? La de siempre, que no se cambien las condiciones a la inversión y se establezcan medidas fiscales que permitan dar el paso a la inversión real y no a acuerdos ficticios que sólo se traducen en destacar la inversión básica para operar.

Es una realidad que las elecciones de este fin de semana mostraron la inconformidad que se tiene con el partido en el poder. Ojalá que eso ayude a que se establezcan políticas que apoyen a todo el país, y no se siga traduciendo en una división que no ayuda a nadie.

De lo contrario, el crecimiento superior a 5%, que se proyecta para este año, no será más que una ola estadounidense que ayudará a algunos cuantos, pero que no impactará en el desarrollo de empleos, ni de mejores condiciones o detonante directo en los hogares.

¿Que EU será el salvador? Sí, pero porque su economía va al alza, no porque venga a intervenir ni a involucrarse en los problemas internos de México, no hay que olvidar que México depende del vecino país, y no al revés.

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